Hubo mucha gente que se quedó a las puertas del recinto sin entrada, ya que no cabía un alfiler en el Maestro Padilla
Faltó espacio para todos los que quisieron verles en el escenario. Vetusta Morla llegó y arrasó. Un público entregado, fiel y consumidor de cultura alternativa abarrotó el auditorio almeriense. En las puertas del teatro cientos de seguidores del grupo que estaban dispuestos a pagar una entrada 'como fuera' para ver a la formación musical de moda en España.
No tienen un cartel de masas, pero tienen un cartel directo a un público consumidor de música y cultura en general. Por eso, su gira se resume en una constante: Entradas agotadas. Lo que ocurrió el sábado en Almería, y desde hacía un mes.
El Área de Cultura ha convertido a la ciudad de Almería en una de las que más música alternativa programa, como lo ha hecho desde principios de este año con los conciertos de Russian Red y Depedro, entre otros.
Abriendo la noche Proyecto solaz, una sencilla pero electrizante banda almeriense que sigue los pasos de esta innovadora tendencia de música que busca en los 60 la madurez necesaria para crear nuevas maneras.
Para cuando Vetusta Morla subió al escenario el ambiente ya estaba caldeado. De eso se encargaron y bien los componentes de Proyecto Solaz. Y empezó la locura. Un pop sencillo pero enriquecido de nuevos sonidos y con una voz peculiar, la del cantante del grupo que viene de triunfar en los reciente premios de la música. Buena parte del concierto el público lo pasó en pie, dejando vacías sus butacas, y con los brazos en alto disfrutando de esta propuesta.
Sin duda, uno de los momentos más impactantes y para el que fue necesario que el público enmudeciera por unos minutos, fue cuando sin micrófonos ni amplificación, solo con voz y guitarra, desde 'la boca' del escenario, interpretaron la balada Los buenos, que provocó una de las grandes ovaciones de la noche.
Abrieron el concierto con Autocrítica, y seguidamente todos los temas que más suenan de su álbum Rey sol, Vida no hay mucha, o Al respirar. Resonaban las letras de cada una de las canciones que interpretaban entre el público.
Se elevó el tono con Copenhague, y fue a más, mientras siguieron Un día en el mundo, Boca en la tierra, y todos los temas del disco y otros inéditos, que verán la luz en su nuevo trabajo. Pero el éxtasis, sin duda, en uno de los bises, con Sálvese quien pueda.
Para ese momento, el auditorio almeriense ya era una gran fiesta, que duró varias horas, dentro y fuera del Maestro Padilla.
No tienen un cartel de masas, pero tienen un cartel directo a un público consumidor de música y cultura en general. Por eso, su gira se resume en una constante: Entradas agotadas. Lo que ocurrió el sábado en Almería, y desde hacía un mes.
El Área de Cultura ha convertido a la ciudad de Almería en una de las que más música alternativa programa, como lo ha hecho desde principios de este año con los conciertos de Russian Red y Depedro, entre otros.
Abriendo la noche Proyecto solaz, una sencilla pero electrizante banda almeriense que sigue los pasos de esta innovadora tendencia de música que busca en los 60 la madurez necesaria para crear nuevas maneras.
Para cuando Vetusta Morla subió al escenario el ambiente ya estaba caldeado. De eso se encargaron y bien los componentes de Proyecto Solaz. Y empezó la locura. Un pop sencillo pero enriquecido de nuevos sonidos y con una voz peculiar, la del cantante del grupo que viene de triunfar en los reciente premios de la música. Buena parte del concierto el público lo pasó en pie, dejando vacías sus butacas, y con los brazos en alto disfrutando de esta propuesta.
Sin duda, uno de los momentos más impactantes y para el que fue necesario que el público enmudeciera por unos minutos, fue cuando sin micrófonos ni amplificación, solo con voz y guitarra, desde 'la boca' del escenario, interpretaron la balada Los buenos, que provocó una de las grandes ovaciones de la noche.
Abrieron el concierto con Autocrítica, y seguidamente todos los temas que más suenan de su álbum Rey sol, Vida no hay mucha, o Al respirar. Resonaban las letras de cada una de las canciones que interpretaban entre el público.
Se elevó el tono con Copenhague, y fue a más, mientras siguieron Un día en el mundo, Boca en la tierra, y todos los temas del disco y otros inéditos, que verán la luz en su nuevo trabajo. Pero el éxtasis, sin duda, en uno de los bises, con Sálvese quien pueda.
Para ese momento, el auditorio almeriense ya era una gran fiesta, que duró varias horas, dentro y fuera del Maestro Padilla.
Autor: Redacción Almería
Fuente: http://www.elalmeria.es/
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