jueves, 28 de mayo de 2009

Manolo García: «No estoy en la música por vanidad ni dinero»



Figura del pop español en los últimos lustros que llega a Oviedo la próxima semana con su gira de teatros, reflexiona sobre su carrera y evoca momentos de su vida, como su mili en Gijón

Dice Manolo García que es músico de tener cerca al público: «Empecé en bares de copas, haciendo versiones. A la distancia corta le tengo apego; y me gusta. El pop y el rock suenan más en su energía. En un sitio grande es más lúdico, más de saltos. En lo grande gana el espectáculo y pierde la música».

El nuevo concepto con el que viaja Manolo García incluye algún elemento diferente en su show, una distinción que se marca en el apartado coreográfico merced a una bailarina que interviene en escena: «No es una bailarina al uso. También canta. Tiene mucha energía. Ya trabajó en un vídeo y le da un punto especial a ciertas canciones», cuenta el cantante catalán, que añade: «Tiene una forma muy singular de moverse. Lo que se pretende es que el que va al concierto tenga diversas formas de evaluar. No sólo la música, sino también con lo visual». Y ese momento de evaluar y poner nota (aunque Manolo García siempre parte con notable alto) lo tendrán sus seguidores los días 29 y 30 de mayo.

Manolo García estará en el teatro Campoamor de Oviedo. Agotó las entradas del primer concierto en pocas horas y del segundo sólo queda un puñado. El cantante habló con LA NUEVA ESPAÑA. Hace un resumen de su historia en la música, evoca su mili en Gijón, a su colega cuartelero, Pablo, del grupo «Alcotán», y las copas que se tomaba en Sama y La Felguera aprovechando algún permiso. «Mis paisanos se iban para Barcelona; yo me quedaba a disfrutar», cuenta el ex de «El último de la fila».

El intérprete ha sido uno de los dueños de la escena en los últimos lustros gracias a un abultado repertorio, y lleno de éxitos: «Son unas 200 canciones en las que yo he metido mano y les tengo cariño a todas. Las que no florecieron en su día no pasan a los conciertos y eso me facilita la criba. Y sí que es cierto que hay a algunas a las que estás más apegado», matiza, para descifrar el contenido de la segunda parte de la gira «Saldremos a la lluvia».

No es amigo el músico barcelonés de nostalgias o revisiones del pasado: «No tengo ese tipo de posición en la vida, de añoranza, de pensar lo que estuvo muy bien. "Lo importante es la salud", decía mi abuelo. De todo aprendí y de todo tengo buen recuerdo, porque el cerebro se encarga de eliminar lo negativo. Me parece genial lo de ahora. En lo musical sería terrible tener que tocar lo de antes y con las poses de antes. No sería sincero. En su día lo fue; pero si tienes que repetir sería una obra patética». Y con ese modo suyo de vivir presente y futuro se explica cómo nació Manolo García, ya sin «Los Rápidos», «Los Burros» y, sobre todo, sin «El Último de la Fila»: «La verdad es que creí que el equipo que formábamos Quimi y yo iba a durar siempre, pero nunca tuve la necesidad de tener un foco y un brillo propio. Yo sigo trabajando en equipo y hay personas de las que acepto una opinión musical. Creo en el equipo. Con "El Último" estaba contento, pero en un par de años se ciñó una nube normal; durante un tiempo se puso la cosa lluviosa y dijimos: quizá ya hicimos todo lo que teníamos que hacer. No planeé nada, y al año, más o menos, compre una Fender y empecé a componer. Y en tres o cuatro meses tenía "Arena en los bolsillos"».

Manolo García prosigue en esta reflexión: «No estoy en esto por vanidad, ni dinero. De joven me tiraba esto. De niño compraba singles, era una obsesión. Jamás pensé que iba a ser profesional». Esta parte de la conversación lleva al músico a contar algún detalle biográfico: «En la mili, que la hice en Gijón, en Simancas, seguía con mi obsesión por la música. Conocí allí a Pablo, que tocaba muy bien y formaba en el grupo "Alcotán"». Hace parada en esta parte de su vida: «Yo descubrí la sopa de ajo cuando hice la mili, los tres meses primeros, en León, con 19 años. Cuando crucé Pajares flipé con el paisaje, con les vaques» (lo dice en asturiano). «En el cuartel de Gijón ya escribía mis letras. De hecho, llegué a Asturias con notas y grababa en una vieja Fostex de cuatro pistas. Yo tocaba entonces en orquestas en Cataluña y Aragón. Y, ya ves, luego con "El Último" logramos cotas muy afables». Manolo García tiene varios momentos de su vida para guardar, sin distinción entre su mundo en solitario o con las bandas en las que formó


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